Algunas palabras de amor a mi esposa.

Mi hermosa esposa...

Sé que he escrito antes sobre ella y quizás no me canse de hacerlo. Mi hermosa esposa. La que no respeta mis rigurosas e inventadas dietas, la que me regala pastelillos sin enterarse de que he subido de peso.

La que no se entera de cuánto han crecido esos "rollitos" alrededor de mi cintura, la que sólo ve armonía en las líneas de mi rostro cuando recibo algún detalle.

Mi hermosa esposa la que trabaja más de 12 horas y al llegar a casa grita de emoción al verme.

Mi hermosa esposa, algunas veces llamada "encantadora de meseros".

Mi hermosa esposa la que duerme cada noche a mi lado. La que alberga un mundo dentro de esos ojos color miel y me arranca una sonrisa súbita cada que encuentro uno de sus rizados cabellos entre mis ropas. Sé que también lo he dicho antes, pero cómo evitar querer gritarlo...

Mi esposa, la que rescata animales y se preocupa por ayudar a la gente.

Mi hermosa esposa es... Es fantástica. Es la parte buena de este mundo que además lleva un aroma increíble e imperdible. 

Mi esposa, mi mujer preciosa.

¿Quién poseería una sonrisa tan hermosa como la tuya?

¿Quién me volcaría el mundo entre las sábanas cada que intento despertar?

Son sus momentos de silencio mi mayor misterio. 

Algunos días no dejo de imaginar tu sonrisa, y quisiera que estuvieras conmigo justo en este instante. Quisiera verte entre el silencio con una sábana blanca por encima de nuestros cuerpos, o que me estuvieras acompañando aquí mientras intento que algo bueno salga de mi mente para plasmar en estas líneas. Quisiera el roce de tus dedos, tus pequeños arañazos involuntarios sobre mis brazos interrumpiendo mi escritura. Que me recordaran que estás aquí y ahora y que no hay nada más bendito que eso.

Quisiera ver tu sonrisa de vez en cuando y tu ceño fruncido mientras matas el tiempo con algún juego guardado en tu celular, todo por dejarme escribir.

Me he dado cuenta de que te encanta verme feliz... Y por más que lo he negado y he jugado a no saberlo, la realidad es que no hay manera de no verlo.

Mi hermosa esposa, eres como un ángel... 

Con tus manos dibujadas, trabajadas. Tus manos algo cansadas de sostener las tijeras y ejercitadas por el peso de esas máquinas cortadoras, con tus pies cansados después de una jornada laboral de tantas horas de pie por seis días de la semana y de la que jamás he escuchado queja, te has convertido en mi heroína.

Interrúmpeme todo lo que quieras que la vida es corta. Estoy cansada de quitarte y de no responder con una sonrisa a tu dulce voz. 

Echa una llamada o dos o las que quieras cada que tengas algún tiempo libre y que así lo desees, que yo estaré encantada de escucharte.

Regálame pastelillos aunque me haya puesto a dieta por milésima vez.

Juega a entenderme cuando en realidad te esfuerzas por intentarlo.

Déjame descubrirte cuando así te plazca y cuando no sea así, sólo cobíjate entre mis brazos hasta sentirte segura.

Sigue deambulando por la habitación sin llevar nada puesto sabiendo que siempre te amo.

Te amo.

Amo cada parte de tu ser y de este universo que me ha permitido contar esta historia...

Mi hermosa, noble y bella esposa.


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